domingo, 19 de abril de 2015

Análisis de las
ELECCIONES PARLAMENTARIAS DE FINLANDIA 2015

Lo decían todas las encuestas, y esta vez no fallaron. El gobierno de Alexander Stubb ha sido castigado y el futuro de su Partido Conservador finlandés parece estar bien lejos del gobierno.

Aquí tenemos los resultados definitivos.


El gran ganador ha sido el Partido de Centro, con 49 asientos.  En segundo lugar en cuanto a votos ha quedado el Partido Conservador (NCP), pero se ha visto superado por un escaño por los Auténticos Finlandeses (TF) un partido de extrema-derecha anti-inmigración y un tanto eurófobo. Los socialistas han perdido 8 asientos y se sitúan en 4ª posición.







En Finlandia, al igual que en toda Escandinavia, existe una gran tradición de gobiernos de coalición, lo que supone elecciones tan plurales e igualadas como la de ayer. Ahora toca unas intensas jornadas de negociaciones entre partidos. Tú te llevas este ministerio y yo me quedo con otro, invertiremos en esto si te unes, pero no en esto otro. Los caminos son muy variables pero el objetivo es el mismo, sumar la mitad de escaños más uno, es decir 101.


Hasta ahora, ha estado gobernaba una coalición formada por los conservadores (NCP), los socialistas (SDP), los Verdes (GREEN) y el Partido Sueco de Finlandia (SPP). Parece que el electorado ha querido castigar solo a los partidos principales de la coalición, pues los verdes y los suecos han subido.


La razón, básicamente, radica en la economía. El gobierno de la coalición si ha cumplido en los temas menores que cayeron en las manos de los partidos pequeños, léase el medioambiente y la representación de la comunidad sueca. Pero el país ha retrocedido considerablemente en economía durante estos últimos 4 años.


El paro ha aumentado, los sueldos bajaron e incluso el FMI dejó de poner de ejemplo a Finlandia como una economía solvente, y le rebajó su calificación.


Pero tal vez decir que la culpa de todo esto ha sido solo del gobierno, sería un tanto injusto. Realmente, han sido acontecimientos ajenos al gobierno de este pequeño país de 5 millones de habitantes los que han lastrado sobre todo a Finlandia.


Para empezar, a Putin se le ocurrió invadir Ucrania, la UE respondió con sanciones y aislamiento. Todo ello provocó un inevitable enfriamiento de relaciones y (lo que es más importante) reducción de compras del vecino y principal importador de Finlandia, Rusia.


Y el otro gran azote de la economía finlandesa, tampoco ha estado en suelo finlandés, pues no ha sido ruso pero si americano. Hablamos de Apple. El gran éxito de la empresa fundada por Steve Jobs ha sumido en una profunda crisis a la mayor empresa a nivel mundial que tiene Finlandia, Nokia.


Y para colmo, el principal producto exportado de Finlandia también ha experimentado una fuerte caída exactamente por el mismo motivo, hablamos del papel.


Dado el panorama tan desfavorable, la economía del país comenzó a resentirse. El gobierno de Stubb reiteró y utilizó cuanto pudo el argumento del entorno para justificarlo. Finlandia se convirtió en uno de los países más duros con Grecia, exigiendo garantías de que el dinero finlandés del rescate heleno fuera a ser devuelto, y de paso justificando en los desmanes de Grecia el pequeño mal momento de Finlandia. La palabra Apple también pasó a formar parte del discurso oficial.


Pero aunque, objetivamente, pudieran tener razón, la no asumida de responsabilidades no acabó de funcionar como estrategia. Gran parte de la población lo interpretó como excusas e incluso la oposición le dio la vuelta y retrató la debilidad del gobierno Stubb ante los actores exteriores.


En este panorama, el electorado parecía convencido de la necesidad de un cambio. Pero Finlandia no es Grecia. La economía funciona peor, pero funciona. Siguen siendo uno de los países con mejor nivel de vida, así que tampoco tenían motivos por los que lanzarse a un recambio demasiado integral.


Como consecuencia, los partidos radicales de izquierdas (LEFT) y de derechas (TF) se han quedado prácticamente igual que en las elecciones de 2011 y ha sido el Partido de Centro el que ha aglutinado todos esos votos del cambio.


Su líder, Juha Sipilä, se perfila como el nuevo Primer Ministro y le esperan arduas negociaciones, que viendo los antecedentes podrían durar incluso meses. Parece que no podrá contar en principio con los socialistas, quienes han sido los primeros en mojarse diciendo que nunca pactarían con este partido, pues lo consideran aún más de derechas que el Partido Conservador, a pesar de su nombre. 


De hecho, uno de los principales méritos que se atribuyen los socialistas es haber conseguido convencer a sus socios conservadores de gobierno durante la anterior legislatura de implantar el matrimonio homosexual, algo a lo que el CENT votó en contra, aunque sin éxito.


Descartados los socialistas, el CENT tendrá que decidir si acerca posturas con los ultra derechistas del NCP (partido hasta ahora totalmente repudiado por todos los demás) o admitir en su gobierno al partido que acaba de echar de él, a los conservadores.


Terminan las elecciones, empiezan las negociaciones.

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